Sé que sufriste mucho, desde que tenías seis años, que te sentías muy triste y lo ocultabas siempre -como me dijiste- por no dar más problemas a tus padres y familia.  “Yo tenía que ser como me decían que eran los hombres del campo:  bruto, macho, fuerte; no educado, débil ni señorito”.

Una vez más me repetiste “todo lo guardé, nunca dije nada… quería pasar como invisible”.

Al no soportar más el dolor, pensaste en tomar una mala decisión “para dejar de sufrir”.

Pero finalmente, decidiste pedir ayuda y tomar una terapia, y con ello, lograste aceptación de ti mismo, elevaste tu autoestima; en fin, aprendiste a amarte.  Sí, aprendiste a amarte tal como eres, y a entender que eso te haría feliz.  Junto con ello, se produjo el perdón a aquellos que en un momento de tu vida no te respetaron, maltratandote, y no valorándote como el maravilloso ser humano que eres.

Para aquellos adolescentes que, como tú, quieran vivir su vida, les pido que busquen ayuda.  ¡No duden en pedir ayuda!  ¡Ustedes no están solos! 

Siempre encontrarán Amparo y Soporte Emocional de alguien dispuesto a apoyarles desde el Amor.

¡Sigue siendo feliz! ¡Abrazo tu proceso! ¡Hoy te abrazo y celebro tu vida!