Cuando sientas que no puedes más, recuerda la luz que brilla en tú interior a través de tus talentos, dones y habilidades que solo tú tienes. Diviértete, ríe, canta, baila y sueña, siendo feliz en cada momento y circunstancia “porque de todo se aprende”. Te lo digo yo, que también en algún momento sufrí cuando tenía tú misma edad, y hoy puedo decir con firmeza “Gracias a Jesús”, porque su gran amor repartido para todas y todos, me ayudó.
A la distancia te envío un abrazo enorme lleno de bendiciones para tú vida, con mucho amor.