Querido primito Eduardo, tuviste en esta vida a una gran familia, padres amorosos, hermanos, señora e hijo, que dieron todo por ti hasta el final. Se que pudiste sentir ese profundo amor y partiste al encuentro con Dios con tu corazón lleno de gozo, paz y amor. Que los Ángeles del cielo te lleven al encuentro con Dios, y toda nuestra familia celestial te reciba y abrace. Nosotros, tus primos hermanos, no te olvidaremos nunca; especialmente tu gran bondad y ejemplo de vida vivirá por siempre en nuestros corazones. Te queremos mucho primito, vuela alto al encuentro con Dios, Jesucristo, Virgen María y toda nuestra gran familia que está en el cielo.