Ya ha pasado un tiempo, aunque no lo parezca, tu ser querido abandonó este mundo hace un par de meses y /o años, pero a veces pareciese que hubiese sido ayer. Claro, variables como la rutina, el trabajo, los quehaceres de cada día te mantienen ocupado/a, pero siempre se escapa un espacio para una bocanada de aire y justo en ese momento recuerdas a esa persona que ya no está entre nosotros. ¿Te sientes así todo el tiempo? ¿Crees que la descripción anterior podría acercarse a lo que es tu vida con referente a este tema? Aunque al parecer hayas superado el luto y quizás llevas una vida más cercana a lo normal, aún queremos ayudarte en este paso: Cómo recordar con amor y no dolor.
Quizás el inicio de este artículo haya sido algo diferente al resto que hemos publicado, pero creemos que era mejor apelar a la empatía, necesitamos que sepas que conocemos esta sensación que tienes dentro de ti, podemos verla todos los días y nuestro deber (por decirlo de alguna manera) es poder dar algún consejo, guía o ruta para tener una mejor vida luego de un momento tan doloroso como la pérdida de un ser amado.
Así que vamos a presentarles unos pasos muy interesantes que podemos estudiar y aplicar en las actividades diarias que tenemos en nuestra vida.
Aceptar la pena, la partida
Sabemos que hablamos de «aceptar la pena» como un tema que puede ser repetitivo y quizás poco creativo, pero no lo diríamos tanto sino fuese tan importante.
La muerte es el final, conclusión o terminación de un proceso que es parte de la vida. Nacemos, crecemos, envejecemos y morimos, esas cuatro etapas son determinantes y constantes en el ciclo que recorre una persona durante su estadía en el planeta Tierra como un ser viviente. Tienen que entendernos que incluso para nosotros es dificultoso hablar de la muerte sin tener en consideración las creencias religiosas que tienen nuestros lectores, lo que sí sabemos que es la muerte es una constante y algo hay que hacer con el dolor que nos deja.
Existen ciertas cosas que necesitas aceptar:
- Aceptar que la muerte es indetenible: como hablamos anteriormente, es parte de un proceso que no podemos manejar o controlar, simplemente somos seres vivos que tenemos un cierto tiempo para mantenernos de esa manera y cuando ese tiempo se acaba, pues fallecemos.
- Aceptar la pérdida de un ser querido: Una persona que amamos (dígase, familiar, amigo, conocido, pareja) se ha ido de nuestro lado y la pena/dolor que sentimos es inexpresable ante tanta tragedia en nuestro alrededor.
- Aceptar que estamos tristes por eso: Este es el punto más fundamental, reconocer que sí, que nos sentimos apenados, desolados, perdidos y adoloridos porque se nos fue alguien muy importante en nuestra vida. Admitir que nos sentimos así puede ser una muestra de nuestra vulnerabilidad, pero esto no lo debes ver como algo malo, el mundo ahora sabrá que eres una persona que sí tiene rasgos, pensamientos y sentimientos humanos. Hablamos en este tono porque puede ser extraño cuando una persona no expresa lo que siente ante esta muerte, porque simplemente no se reprimen las emociones positivas, sino también las negativas.
Sufrir no es igual a amar más
¿Por qué debemos recordar a una persona que falleció con un tono de dolor o pena? ¿Acaso eso fue lo que nos dejó? Es muy usual que la nostalgia ataque a nuestra memoria de una manera muy radical cuando se trata de una persona que perdimos, pero no tiene porque ser así. Es un error relacionar el llanto con la habilidad de sentir, también podemos sentir con emociones positivas.
Empecemos por recordar las cosas positivas que tenía aquella persona, luego detalles que lo/la hacían destacar, como su carácter, personalidad, percepción del mundo, y por último, pensar en qué fue lo que dejó como tributo y legado en este mundo con nosotros.
¿Acaso queremos que aquella persona sea recordada con tanta tristeza? Eso es algo que vale la pena analizar.
Qué aportó
Este consejo se asemeja mucho con el anterior, pero es algo que queremos acentuar: Debemos quedarnos con lo bueno de la persona que falleció y no solo con las acciones, sino con otros aspectos que nos pueden ayudar con este proceso.
Las lecciones, enseñanzas, consejos, recuerdos, vivencias, anécdotas, todos estos aspectos que rodean en tu cabeza deben ser filtrados y solo quedarnos con lo que nos sirve, lo cual suele ser lo positivo, lo bueno, lo importante.
Vida tributo
Hemos desarrollado una vida sin esta persona, con nuevos hábitos, actividades y una rutina diferente que aleja un poco la presencia de este ser querido en nuestra memoria, pero siempre habrá un momento en el cual nos tropezaremos con este recuerdo, usualmente pasa cuando caemos en un tipo de situación como: «¿qué hubiese hecho ella/él?».
Es momento de analizar un poco estas situaciones: ¿no sería hermoso poder tomar en cuenta ese consejo que alguna vez nos dejó esa persona para así manejar de mejor forma nuestra vida? Piensa en lo feliz que podría estar este ser querido por cómo aun lo tienes en consideración para tomar decisiones en tu día a día.
Nuevo significado de la muerte
La muerte se ha presentado en tu vida y quizás no lo manejaste tan bien como esperabas, pero quizás esta experiencia te ayude a ti y a otras personas. Este tipo de situaciones tan dolorosas siempre nos perseguirán durante nuestra vida, por eso creemos que deberíamos pensar un poco más en el futuro y no tanto en el pasado.
¿Con qué nos referimos a esto? Tenemos como deber enseñar a nuestros hijos/as a cómo deberíamos lidiar con estas pérdidas tan dolorosas a nivel personal. Quizás no tengas hijos, pero si podrías velar por las siguientes generaciones que ya nacieron o están por venir. La muerte por si sola ya es algo desagradable y el mejor obsequio que podemos hacerle a las personas que están por venir (hijos, hermanos, primos, sobrinos, nietos, vecinos) es una habilidad para tener más resistencia y madurez emocional para enfrentar estos momentos de dolor tan profundo