Enterarse que alguien en la familia está grave o muy enfermo es un golpe duro para todos los que les toca oír la noticia. Si el inicio de la enfermedad fue repentino e inesperado, es normal y hasta necesario, que la respuesta emocional sea sentir conmoción y sorpresa al principio. Si hoy estás buscando maneras de ayudar tanto a la persona que está enferma como a la familia, este artículo te mostrará algunas formas de convertir esas preocupaciones en acciones positivas:
Comunicación: Es importante poder entender que sobrellevar la enfermedad de un familiar, requiere conversar abiertamente sobre los sentimientos que todos los miembros puedan sentir. Es probable que sea más fácil hablar sobre la enfermedad y los cambios que acarrea si es que el estilo de la familia se caracteriza por tener una buena comunicación. Las familias en las que no es común hablar sobre las emociones o las situaciones que están viviendo y tienden a lidiar con los problemas individualmente, pueden tener más dificultades para reconocer la enfermedad y su impacto. En cualquiera de los casos, es importante entender que este momento requiere una gran necesidad de sentirse comprendido.
Entender el cambio de roles: Cuando un familiar se enferma, es común que la relación cotidiana que mantiene la familia se vea alterada. Por ejemplo, si el o la jefe de familia está pasando por una enfermedad el otro cónyuge tendrá que tomar el rol de cuidar el hogar, los hijos y trabajar al mismo tiempo o si la abuela se caracterizaba por ser el vínculo de la familia antes de enfermar, la familia puede ahora sentirse confundida y desconectada. Es esencial entender que este cambio de roles puede provocar en los miembros de la familia enojo, mal genio e impaciencia y que son emociones normales como parte del proceso de ajustarse a esta nueva dinámica de vida.
Ayudar con acciones concretas: Si te enteras que alguien de tu familia está cuidando a la persona enferma una buena manera de ayudar en este estresante momento, es prestando ayuda en tu nombre. Puedes considerar (con la ayuda de más familiares) contratar a una enfermera part-time domiciliaria o alguien que ayude a hacer el aseo 1 o 2 veces a la semana, etc. Quizás no es necesario ayuda externa, pero sí puedes ofrecerte a ti mismo como parte de la solución.
Invitar el cuidado personal: Es común que cuando la familia se enfrenta a este tipo de situaciones, todos conviertan a la persona que está enferma en su foco de atención. Esto está bien y es normal, pero es importante que las personas de la familia no pierdan de vista las necesidades de autocuidado de cada uno de sus miembros.. Anime a sus familia a cuidarse, tanto como la persona enferma, a compartir con sus amigos, descansar, alimentarse sano y balanceado, etc. Es importante saber que aunque la familia esté pasando por un momento grave, uno debe aprender a darse permiso para ser felices y tener tiempo para reír, amar y disfrutar la vida.
Abraza tu espiritualidad: Si la fe es parte de la vida de tu familia, exprésala y vívela de la manera que más te parezca apropiada. Juntos o por separado, pueden encontrar consuelo y esperanza al leer textos espirituales, asistir a servicios religiosos u orar. Invita a tu familia a estar cerca de personas que entiendan y apoyen sus creencias. Si alguno de ustedes está enojado con Dios debido a la enfermedad, ten en cuenta que es una respuesta normal y natural, así que no hay que ser crítico ni impaciente, sino comprender el proceso por el que el otro está viviendo.