Cada vez que asistimos a un velorio, existen una serie de parámetros a seguir para dar el pésame a los familiares que se encuentren presentes. Sin embargo, hay que tomar en cuenta el contexto sobre el fallecimiento del involucrado, porque las causas de su muerte inciden en mayor o menor medida en el dolor de los más allegados.
Un episodio de dolor es importante saber cómo abordarlo desde el punto de vista de la persona que se acerca para dar el pésame. Hay que manejar un vocabulario correcto para ofrecer un poco de aliento a quien en verdad lo necesite dentro de un velorio. Otros actos no verbales como un abrazo siempre serán bienvenidos para hacer sentir mejor a los familiares, en lugar de incomodarlos.
1. No vestir con ropa muy colorida
Generalmente, todos las personas que frecuentan un funeral llevan color negro para estar acorde al momento doloroso de los familiares. Está permitido utilizar gafas de sol, dentro y fuera del recinto. Si el asistente no posee ropa negra para ir a un velorio, puede ampliar el abanico de colores, siempre y cuando no sean llamativos para no desencajar en el lugar. Tampoco se trata de una pasarela de modas, por lo cual utilizar calzado bajo, pantalones estándar y camisas formales es una buena idea para acercarse hasta el fénetro y conversar con los familiares.
Evitar en todo lo posible los escotes, minifaldas o llevar joyas demasiado grandes que llamen la atención. Un funeral, aunque el acto de velar a un difunto es un acto social que debe regirse a través de un protocolo, por tanto no hay que olvidar cada uno de estos detalles para ser cónsonos con el momento doloroso de quien sufre la muerte de un ser querido. Mientras la ropa sea discreta, mucho mejor para verse en las salas fúnebres o en la vivienda en que se lleve a cabo la ceremonia luctuosa.
2. Tener el valor de dar las condolencias
Muchas veces, al no encontrar las palabras adecuadas qué decir en determinado momento, no somos capaces de expresar el pésame por miedo a no ser consecuente con las palabras. A menudo, un simple abrazo es un acto tan confortante que el familiar sabrá agradecer el gesto. En esos momentos es cuando prevalece el lazo amistoso entre familiares, fallecido y quien ofrece el pésame.
3. Evitar tomarse fotos dentro de la funeraria
Entre las grandes imprudencias más sobresalientes que un invitado puede realizar dentro de un velorio, es sacar su dispositivo móvil y tomarse una selfie o peor aún, hacerlo junto a la urna con el fallecido. De preferencia, apagar el dispositivo es una buena medida para evitar conversaciones mientras otras personas están hablando entre sí. Es de suma importancia ser discretos en este aspecto, de igual modo que el punto número 1, para no ser el centro de atención.
4. De preferencia, no llevar niños
Para asistir al sepelio, es preferible no llevar niños para no incomodar a los presentes con las pretensiones que ellos tengan durante la estadía allí. Conviene contactar a un familiar cercano que pueda cuidarlos para ir al velorio tranquilamente. En caso que sean bebés, llevarlos bien alimentados para no causar molestias con posibles llantos que ocasionen la retirada prematura del lugar, sin ofrecer el sentido pésame a quienes correspondan.
5. Modular el tono de voz en las conversaciones
El funeral no es un mercado público en el cual puede hablarse de diversos temas en un tono de voz alto. Hay que recalcar en el aspecto de la discreción. A ninguno de los presentes que no están en medio de la conversación les interesa el tema correspondiente. Además de eso, en el centro de la sala, junto a la urna, siempre hay un rezador que está elevando oraciones para el descanso eterno del fallecido.
6. Las risas
Los funerales son capaces de reunir a familiares que por causas del destino han estado distanciados y aprovechan la oportunidad de entablar conversaciones interesantes. No obstante, deben recordar que frente a ellos hay un ataúd y dolientes que no están bajo la circunstancia de escuchar carcajadas o anécdotas con gracia. Para todo hay un momento y un espacio, por lo que una tertulia entre amigos puede esperar o trabajarlo de forma más moderada en el velorio. Desde luego, esta medida aplica para los niños que van acompañado por sus padres.
7. No llamar la atención
En los niños que van a un velorio por primera vez, por ejemplo, es común utilizar el llanto para llamar la atención. Sin embargo, los propios adultos son capaces de producir acciones para ser el foco en lugar de la persona que están velando. Llorar excesivamente, lamentarse a cada minuto y tomar una postura ajena respecto a los familiares puede causar incomodidad entre los allegados.
8. Ahorrarse los comentarios sobre el estado de salud de un tercero
Habitualmente, en los funerales entre tantas charlas siempre sale a la luz un enfermo en su etapa terminal o con graves parecencias. En este sentido, no viene al caso estos temas con familiares que recientemente están atravesando un duelo. Esto sería lo último por lo cual están pendientes los familiares o allegados que acaban de perder un ser querido. En todo caso, solo corresponde limitarse a dar el pésame o cambiar de tema para no propiciar más el dolor de los involucrados.
9. No hacer preguntas incómodas a los familiares del difunto
Por ejemplo, interrogar a la madre de su hijo sobre cómo murió o las circunstancias de su muerte no vienen al caso en un funeral. Conviene elegir bien las palabras a implementar para confortar a los allegados, sin necesidad de hacerlos sentir peor de lo que ya están. Otro escenario es preguntar si el difunto dejó algún testamento o bienes qué reclamar. Si no estás seguro sobre un buen vocabulario para aminorar el dolor de un afectado, lo más adecuado es exclamar un «lo siento» acompañado de un abrazo afectuoso.