Es común que nuestra cultura nos diga que debemos luchar contra el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Aferrarse a la vida y a nuestros seres queridos es un instinto humano básico. Sin embargo, ¿qué se hace cuando es inminente que una enfermedad avanza? El dejar ir puede parecer la siguiente etapa.
Las emociones del final de la vida.
Cuando nos damos cuenta de que se acerca el final de la vida, surgen variados pensamientos y sentimientos. Puede ser que la persona enferma quiera estar con sus seres queridos, como también puede sentir responsabilidad hacia ellos de no querer fallarles ni causarles dolor. También puede surgir los temores, tales como el miedo al cambio, al proceso de morir, a lo que sucede después de la muerte. Tanto la persona que está enferma como los familiares pueden experimentar esta culpa, tristeza o enojo por tener que hacer lo que ninguno de los dos quiere hacer: enfrentar la muerte.
Sin embargo, decidir dejar ir nos da permiso para poder prepararnos para esa inevitable situación y al final, te da tiempo tanto a ti como al ser querido para aceptar una pérdida. Aceptar que alguien que amamos está muriendo, es importante para que comprendamos cómo nuestros seres queridos quieren vivir sus últimos días y cómo podemos ayudarlos a enfrentar la muerte bajo sus propias decisiones.
Cuando piensen en el final de la vida, es importante que su ser querido considere estas preguntas:
- ¿Qué hizo que valiera la pena de vivir?
- ¿Qué le sería reconfortante si supiera que su vida está llegando a su fin?
- ¿Qué le gustaría evitar si supiera que la vida está llegando a su fin?
- ¿Qué deseos le gustaría hacernos saber?
- ¿Le gustaría otorgar a alguien la responsabilidad de ser su portavoz oficial?
Las respuestas a estas preguntas pueden incluir: poder hablar con ciertas personas, pensar con claridad sobre sus deseos funerarios, tener más libertad médica o abandonar cierto tratamiento, etc. Enfrentar esta conversación permitirá sabe si él o ella quiere estar en casa o no, qué procedimientos médicos no valen la pena para ella, qué le gustaría que hicieran con su cuerpo y consultar sobre las preferencias de atención a la que se verán enfrentados al final de la vida.
Es normal sentir que este momento de reconocer la partida de una persona es difícil y generar el espacio de conversación para esto aún más. Sin embargo, saber los deseos de tu ser querido es esencial para saber que en el futuro se tomarán las decisiones que él o ella hubiese querido. Además, las emociones que viven luego de la muerte de un familiar son altas y no te permiten pensar con claridad o tiempo las decisiones que se tengan que tomar.
Organiza un momento para hablar. Saber sobre el avance de la enfermedad de un ser querido, les ofrece como familia y amigos una buena oportunidad para que él o ella plantee sus pensamientos sobre sus elecciones. Prepárate para escuchar mucho y hacer preguntas y haz tu mejor esfuerzo para no criticar lo que dice la otra persona.
Si por el contrario, se sabe que la otra persona no querrá hablar mucho sobre este tema, les recomendamos tener sólo una o dos cosas importantes que decir o preguntar y estar preparados por si la conversación de interrumpida, para saber saber que deben volver a retomarla en otro momento.
Por último, sugerimos que escribas las cosas importantes que el familiar dice. Eventualmente, puedes usar esas notas para preparar una declaración de deseos y hacer que esta declaración sea un documento válido sobre decisiones de atención médicas o funerarias que el ser querido haya dicho como parte de su voluntad.