Wetripantu, la fiesta del año nuevo mapuche, significa: regreso del Sol. Se celebra en torno al solsticio de invierno, entre el 21 y 24 de junio, coincidiendo con la Fiesta de San Juan. Para el pueblo mapuche, lo antiguo no sólo es memoria, se renueva siempre. Es por eso que durante la fiesta del Wetripantu se recuerda en familia las historias de los antepasados, y se bautiza a los niños con los nombres de ellos.
La muerte es entendida en la cosmovisión mapuche como un viaje a un nivel superior, el descanso de la persona con sus antepasados. Por esta razón, los cementerios se ubican generalmente en la ladera de un cerro, orientados del levante al poniente (nuevamente relacionado con la salida y puesta del Sol), en la cercanía de un río, que simboliza la renovación, el ciclo natural de la vida.
Pero ¿cómo es un funeral mapuche? Por influencia del cristianismo, los muertos también tienen un velatorio. Pero después de ese rito, y antes de trasladar el ataúd al cementerio, se practica la ceremonia del descanso.
Esta consiste en construir una casita de madera con una cruz (similar a una animita), cerca de la vivienda, y junto a un árbol. Ahí se deposita el féretro mientras se realiza un discurso al espíritu del difunto, para propiciar que se despida de su dimensión terrenal y se reúna con los antepasados. La casita evita que el alma confundida del fallecido incursione en el espacio cotidiano de la familia, mientras que el árbol será posteriormente el lugar donde descanse el espíritu del muerto.
Finalmente se realiza el entierro en el cementerio, que para los mapuche (y en general para los pueblos originarios) es un lugar sagrado. Allí junto a las cruces encontramos las figuras esculpidas en madera de chemamüles, que según la creencia mapuche sirven para ayudar al alma del difunto encontrar el camino hacia el descanso eterno junto a los ancestros, a quienes se recuerda durante el Wetripantu.
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