Gracias al trabajo de la psiquiatra, Elisabeth Kübler Ross y su experiencia acompañando a más de 500 enfermos terminales, es que pudo desarrollar un trabajo asombroso sobre las sensaciones que los humanos perciben hacia el final de la vida, escribiendo su libro “Sobre la muerte y los moribundos”. En este libro definió además, lo que serían las 5 fases del duelo las cuales son ampliamente reconocidas y utilizadas por psiquiatras de todo el mundo. En el artículo de hoy, conoceremos más detalles sobre cada una de estas etapas que hablan sobre el recorrido que se transita para sanar las pérdidas de seres queridos. Es importante saber, que Kübler revela que no necesariamente los dolientes atravesarán estas etapas en el orden prescrito, sino que se trata de un marco que permite comprender cómo se produce el proceso de duelo, determinar en qué etapa se encuentra y continuar en una realidad donde ese familiar ya no estará.
Primera etapa del duelo: La negación.La negación consiste en el rechazo consciente o inconsciente de los hechos o la realidad de la situación. Este es un tipo de mecanismo de defensa que busca amortiguar el shock que produce esta nueva realidad para sólo dejar entrar en nosotros el dolor que estamos preparados para soportar. Se trata de una respuesta temporal que nos paraliza y nos hace escondernos de los hechos. Esta es una reacción que puede suceder antes de la pérdida, en caso de tener a un familiar con enfermedad terminal, o bien después de la muerte para intentar posponer el dolor que produce el abandono. En esta etapa surge la esperanza de que se puede de algún modo retrasar el dolor, con frases como: “si hubiéramos buscado atención médica antes” o “ si hubiéramos tratado de ser mejor persona con él/ella”.
Segunda etapa del duelo: La ira.
Si bien los sentimientos de enojo pueden estar presentes con distinta intensidad durante todo el proceso de duelo, es en esta etapa donde la ira toma el protagonismo dirigiéndose este enojo al ser querido fallecido, a él mismo, a amigos o familiares. Se siente un resentimiento hacia la persona que nos ha dejado, pero también nos hace sentir culpables. La frase que podría contener la esencia de esta etapa es: “¿por qué yo? ¡No es justo!”, “¿cómo puede sucederme esto a mí?”. En esta etapa, se pueden emplear diversos métodos de expresión para lidiar con esta emoción, tal como escribir una carta al ser querido fallecido para expresar tu enojo, establecer un diálogo imaginario con ellos para compartir tus sentimientos, hablar con un amigo o familiar, realizar ejercicios físicos o bien practicar la meditación para calmar y canalizar estas emociones abrumadoras.
Tercera etapa del duelo: La negociación.
La etapa de negociación puede ocurrir antes de la pérdida, en el caso de tener a un familiar con una enfermedad terminal, o después de la muerte para intentar negociar el dolor que produce esta distancia. En secreto, el doliente busca hacer un trato con Dios u otro poder superior para que su ser querido fallecido regrese a cambio de un estilo de vida distinto. Este mecanismo de defensa le sirve para protegerse de la dolorosa realidad, más no suele ofrecer una solución sostenible en el tiempo, conduciendo al remordimiento y la culpa las cuales interfieren con la curación.
Esta fase del duelo suele ser la más breve de todas las etapas ya que se trata del último esfuerzo para encontrar alguna manera de aliviar el dolor, pero supone un trabajo agotador para la mente y el cuerpo ya que exige que lidiar con pensamientos y fantasías que no coinciden con la realidad actual.
Cuarta etapa del duelo: La depresión.
En esta etapa es común sentir tristeza, miedo e incertidumbre ante lo que vendrá. Sentimos que nos preocupamos mucho por cosas que no tienen demasiada importancia mientras que levantarse cada día de la cama se siente como una tarea realmente complicada. Estos sentimientos muestran que el doliente ha comenzado a aceptar la situación. La frase que contiene la esencia de esta etapa es “Extraño a mi ser querido, ¿por qué seguir?”. Es común que el doliente se sienta impaciente ante tanto sufrimiento sintiendo un agotamiento físico y mental que lo lleva a dormir largas horas. Además, la irritabilidad y la impotencia toman un gran protagonismo ya que durante esta etapa se enfrenta la irreversibilidad de la muerte. Es importante considerar que la depresión de este proceso de duelo no es sinónimo de enfermedad mental, sino que se trata de una respuesta normal a una gran pérdida.
Quinta etapa del duelo: La aceptación.
Finalmente, el doliente llega a un acuerdo con este acontecimiento trágico. Esta etapa no significa que estamos de acuerdo con la muerte de aquel familiar, sino que se acepta que la pérdida siempre será una parte de nosotros. Este proceso nos permite reflexionar sobre el sentido de la vida así como lo que queremos de la vida a partir de ese momento. La frase que resume la esencia de esta etapa es “Todo va a estar bien”. Esta etapa se trata de aprender a convivir con esta pérdida y crecer a través del conocimiento de nuestros sentimientos. Comenzamos a depositar nuestras energías en nuestras amistades y en nosotros mismos estableciendo una relación distinta con la persona fallecida.