Al igual que en otros ámbitos sociales, el luto impone ciertas formalidades y códigos que por costumbre se han traspasado a un protocolo para demostrar dolor, respeto y solidaridad con la familia y amigos del fallecido o fallecida. Aunque casi siempre despedimos a conocidos nuestros, es bueno conocer algunas normas básicas de conducta para evitar malos entendidos y no hacer sentir incómodos a los deudos.
Velorio y Funeral
Es fundamental conocer la diferencia que nuestra cultura impone a estos dos momentos en un rito funerario.
En el caso del velatorio es un momento donde los más cercanos (incluyendo familia, vecinos y compañeros de trabajo) comparten en torno al muerto o muerta. Se recomienda no asistir a ese espacio a menos que uno pertenezca al círculo más íntimo, y no exceder los 15 a 30 minutos junto a la familia directa para dar el pésame.
En el caso del funeral, se deben guardar los códigos de vestimenta, comunicando con colores oscuros (negro, azul y gris) tristeza, pésame, dolor y no distraer la atención. El guardar silencio, evitar las risas o hablar en voz baja son otros códigos que se tienen que respetar, por la solemnidad que implica este momento único.
Por supuesto que llegar a tiempo al servicio y apagar el celular (o al menos no contestarlo durante el velorio y el funeral) muestra nuestro respeto por la memoria de la persona que se está despidiendo.
Una infaltable recomendación para cualquiera de estos momentos, es que si le dan la palabra, las escriba previamente, evitando extenderse en demasía o abundar en frases improvisadas que pueden ser ofensivas.
Arreglos florales
No existe un código rígido sobre qué tipo de flores corresponde depositar a los pies de un ataúd. Se recomienda en cualquier caso mandar a dejar las ofrendas florales, para no llegar con las manos ocupadas ni sucias. En algunas religiones, como el judaísmo, no es buena idea regalar flores en un funeral.
Dar el más sentido pésame
A todos nos cuesta decir esas palabras a la familia de la persona que ha partido. Evite las frases típicas como: “Siempre se van los mejores”, “No somos nada”, “A todos nos llega la hora”, o “Así es la vida”. A veces si no sabe qué decir, un abrazo o un beso sincero es más que suficiente para las personas que están de duelo.