Los psicólogos lo llaman el dolor emocional más grande que una persona puede experimentar, sólo se podría comparar con el divorcio. Sobre todo si es un menor de edad, la pérdida de un hijo o hija es para sus padres y abuelos un evento que parece imposible de superar.
Es un duelo, pero no cualquier duelo, es traumático. Esto porque la vida de una persona (que se supone nos debe despedir a nosotros en el cementerio) se extingue abruptamente. Incluso si muere a causa de una enfermedad, ningún papá o mamá está preparado para enfrentarse a una crisis de este tipo.
Lo primero que se recomienda en la terapia para superar la rabia, la culpa y la tristeza que aparecen después del funeral es aceptar estas emociones, no reprimirlas. Son naturales, y poco a poco irán pasando. Las nubes negras se irán y con el tiempo aparecerá nuevamente el arcoíris.
Pero debemos aceptar el ritmo del duelo de los padres y madres sobrevivientes, la familia y amigos son fundamentales en la contención. En Funeraria Inmemoria tenemos una unidad de acompañamiento en duelo, con apoyo profesional y psicológico para ayudar a las familias en ese difícil momento.
