La palabra cementerio proviene del vocablo griego griego koimetérion, que significa dormitorio. Este espacio está ocupado por los cuerpos que yacen enterrados. De acuerdo a creencias religiosas, estos cuerpos permanecerán allí hasta que llegue el momento de la resurrección y sus almas alcancen el paraíso prometido por Dios. También es conocido como camposanto, partiendo de medidas higiénicas establecidas en Pisa, hasta el punto de clausurar varios de estos lugares.
Camposanto tiene por premisa a aquel lugar cubierto por bastante tierra, para trabajar en pro de la no contaminación que podrían producir los difuntos en su estado de descomposición. Las porciones de tierra son originarias de Jerusalén.
Su función generalmente es comunitaria, es decir, son enterrados los pobladores de una aldea determinada. También los hay colectivos, cuyos féretros pueden ocupar un mismo espacio. No obstante, la mayoría sigue el patrón comunitario, con los cuerpos en una zona individual. Todo puede depender de decisiones familiares, porque los muertos de un núcleo familiar pueden compartir el mismo nicho, siendo en cementerios comunitarios.
Tipos de cementerios que existen
Hay que resaltar la aparición de cementerios públicos, comunitarios o privados, pero al mismo tiempo abordan otra tipología:
Parque ecológico
Está destinado para enterrar a las mascotas que en vida permitieron grandes momentos de felicidad en sus amos. Su nombre indica que con la descomposición, contribuye a fomentar el mejoramiento del medio ambiente; todo esto con las medidas pertinentes para evitar olores desagradables en lugares transitados por otras personas. Un ejemplo concreto es el el Serapeum de Saqqara, concurrido por los afectados con pérdidas animales que desean brindar un espacio a los animales que perecieron para rendir tributo.
Necrópolis
“ciudad de los muertos” es el nombre atribuido a este tipo. Es un gran cementerio que está ubicado en las grandes capitales. Son espacios lo suficientemente abiertos para cubrir una demanda considerable de difuntos. Allí descansan personajes históricos o personas del común, con decoraciones o motivos urbanos. Mantienen un estado óptimo o condiciones internas para recibir cuerpos hasta que la cifra llegue a su tope. De igual modo, las tumbas más antiguas de personas naturales son vaciadas en un periodo determinado para dejar vacante a otros muertos que requieren de un nicho.
Su nacimiento responde a la necesidad de evitar el enterramiento de cadáveres en lugares prohibidos o cercanos a otras viviendas que están afectadas por el hedor. Este tipo de actividades son tomadas como ilícitas hasta ocasionar conflictos legales y sanitarios. Para ir un poco más allá, un motivo para abrir camino a enfermedades o epidemias. Los más memorables están ubicados en Egipto, para dar lugar a toda la ciudad enterrada o personajes que formaron parte de la nobleza.
En Europa están ubicados los cementerios más antiguos del mundo, ya existentes antes de la presencia humana de Cristo. Son pocos los que se mantienen vigentes, pero sí estuvieron en pie hasta inicios de la Edad Media. Aunque la presencia de las necrópolis quedó en el olvido por muchos años, en el siglo XIX recobra fuerzas para ser reconstituidas, como el hecho de recuperar aquellas que estuvieron en mal estado desde su edificación.
El diseño de los sepulcros es más estilizado, producto de este resurgir en el siglo XIX. Del mismo modo, los mausoleos contaron con gran tamaño y atractivo, en función de las necesidades familiares o el posicionamiento social que los cadáveres tuvieron en vida, tratándose de gobernantes o parientes de la nobleza.
Sepulturas
El tipo de sepulturas es bastante variado, tomando en cuenta la ubicación geográfica de estos lugares: si es urbano o rural.
Bóvedas: Su principal atractivo es la presencia de varios pasillos que contienen el cuerpo del difunto. Además de una galería para establecer fotos como recuerdo de vida. Contiene varios recipientes para incorporar coronas florales o encender un cirio por su descanso eterno.
Criptas: A diferencia de las bóvedas, los cuerpos están completamente enterrados, con un espacio para colocar la cruz con el nombre del difunto, una vela junto a una corona floral. Su dimensión es mucho más pequeña, lo suficiente para abarcar un solo cadáver. Pueden hallarse en los cementerios comunitarios.
Capillas: Ofrece más alternativas en función de las necesidades familiares, es decir, solicitar la colocación del cadáver en la superficie, o bajo tierra dentro de ese mismo recinto sagrado. El acceso de las personas está permitido en un horario programado, o cuando el cementerio permanezca abierto. Tienen su propia puerta con llave, mientras que el osario está en el subsuelo.
Nichos: Tienden a ser más amplios que las bóvedas, hasta abarcar seis pisos para conservar todos los cadáveres necesarios de una misma familia o población pequeña.
